Hacer cine en España no es tan complicado. Sólo hay que ser imbécil.

Hoy me he levantado y he decidido escribir un libro. No sabía que temática abordar, ni como definir la complicada estructura sentimental interna de los personajes. Su interacción entre ellos y su espejo, reflejado estroboscopicamente, en el tejido social que les rodea al saberse anónimos en una sociedad multitudinaria y aislada de si misma.

Condensar una trama imaginativa. Cruel aunque no carente de pinceladas humorísticas. Dura, y sin embargo dejando vislumbrar la ternura subyacente del alma humana. Urbanita, pero no olvidando la patina de necesidad de cercanía vecinal que llevamos injertada en nuestro subconsciente.

He tecleado la primera frase:

- SALE UNA ACTRIZ ESPAÑOLA Y ENSEÑA EL COÑO.

He recibido doce llamadas de directores españoles interesados en llevar el libro al cine.
Quince cartas del Ministerio de Cultura ofreciendo intermediar para que me den un crédito ICO de cien millones de Euros por ceder los derechos al guionista de "Amar en tiempos revueltos" para hacer una serie española.
Ha llegado un burofax del ICAA nominando mi original y fresca idea a los premios Goya, subvencionado por el gobierno Vasco si a la chica la llamo Iratxe...

Me he alejado del ordenador y me he puesto a ver Doraemon. He cortado la línea telefónica y he solicitado asilo político en Finlandia.



"No sólo no existe Dios, ai no, trata de encontrar un cerrajero barato un domingo".