BALAS BLANCAS

Cuando las pasadas movidas del 12M, con la excusa que los Hippis podían infectar de piojos las cabezas de los ciudadanos del distrito centro, el Ayto. de Madrid desplegó a sus tropas especiales de combate, "Grupo tigretón G.I.J.O.E", no fuera a ser que algún rojeras de esos llevara los planos de la Estrella de la Muerte escondidos en la flauta, y liara un cipostio de la virgen.

Ahí estaba yo, viendo por la tele el desembarco de las Tropas Imperiales. Te cagas, Moragas. Chalecos de Kevlar, Beretta de 9mm parabellum, rodilleras de poliuretano líquido... Porque tenía puesto el sonido, y vi que iban a sobarles los morros a los desharrapados de las sandalias, que sino, igual me creo que nos están invadiendo los Cylones.

Bueno, el caso es que allí estaba el Comando Patos Salvajes con toda la artillería, y vi a una chavala que pasaba por la calle con cara de comadreja desnutrida. Quiero decir, que la piba tenía toda la pinta de haberse pasado el día entero detrás de la barra de un ManDonals sirviendo "doblesconqueso" como una descosida.
Y, fíjate que cosas, allí estaba, la comadreja, con unas ojeras como las de un oso panda, reclamando su derecho a que el tipo sidoso de barbas que dirige este país la escuhara un poquito.

"Joder -Pensé-. Cómo un Robocop de estos la remangue una hostia, le arranca la cabeza".

Desarrollando mas el tema.

Imaginar que la comadreja lleva un día chungo, a saber, el novio la ha dejado por una choni que no huele a hamburguesa frita, que tiene un hijo de 3 años viviendo en casa de su abuela porque Bankia le ha embargado el piso... Bah, cualquier cosa de esas con las que hace bromas la Esperanza Aguirre.
Y, de repente, la adrenalina le pega un pelotazo y ya no ve a al Comando Patos Salvajes, si no al muro indolente, servil y rastrero, que la separa de poder decirle al sidoso a la cara, es lo bueno que tiene ser un obrero de mierda, que aprendes a hablar a la cara, lo que piensa de Urdangarín, Camps, y la grandísima puta que los parió a todos.
Así que se remanga, y ataca. 54 kilos de odio concentrado en un cuerpo destrozado después de un curro de 13 horas.

Entonces, La Patrulla Capulla, que se han olvidado de que no son mas que la misma mierda que les rodea, pero con escudo y placa (Oculta, claro, no sea que luego les caiga un expediente), sacan las herramientas de pelar lomos y la emprenden con la comadreja.

Peeero, la comadreja, que vive en Pan Bendito y, como llega a casa a las tantas y ya la han atracado seis veces (Mientras el Comado G escoltaba a Zapatero al dentista), lleva en el bolso un letal y mortífero espray de pimienta. Así que lo saca, y le arrea al Capitán Cavernícola un churrutazo en todo el casco protector.

Entonces, el cabo Ramirez, que acaba de salir de la academia, donde entró enchufado porque su segundo apellido es Saez de Santamaría y con eso no es necesario ni saber leer, se rila por las patas abajo, saca el hierro y, como tiene el mismo entrenamiento que un Etarra paralítico, le arrea a la comadreja un tiro en todos los morros.

Te has pasao, Menelao.

Imaginar la escena.

1.000 perroflautas en silencio (Los tiros tienen un poder silenciador de pelotas), viendo como la comadreja esparrama los seso por la calle sangrando como un gorrino en San Martín.

El Comando Patos Salvajes paralizado, es lo que tienen los perros, que sí no están entrenados, se bloquean.

Y todo emitido en directo, por la periodista Mariloli (Becaria de TVE1) que mira, acojonada, los trocitos de cráneo que tiene chorreándole por el hombro.

Imaginar ese preciso instante. Congelarlo un momento. ¿Que creéis que pasaría? Inmediatamente después... ¿Que ocurriría?

Bien. A lo que vamos. Pensando en esto, hice un twitt alegórico, proponiendo esta posibilidad.

Días después, una tolai, de las que van de salva almas porque no son capaces de follar y se dedican a joder, me respondió diciéndome que el tiro me lo tenían que pegar a mi.

Hoy han pasado ya 25 días de aquello.

Y acabo de ver a un Munipa pegando tiros a dos negros en Lavapies.

Ahora preguntaros que hubiera pasado, si les llega a acertar en toda la almendra.


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