Ahora voy a ser brutalmente sincero.
Cuando cumplí los 18 una amiga, Eva, se llamaba, me llevó a ver una peli. "The adventures of Ford Fairlane".
Debo especificar que yo, por aquel entonces, era un friki gordaco, con gafas de culo de botella, granos y solía leer las "Crónicas de la Dragonlance" mientras mis compañeros me tiraban el puñetero balón medicinal a la cabeza.
También hay que consignar que Eva, era una morenaza tremenda. Modelo de Bikinis y ropa interior de El Corte Inglés. Con 19 años había sido portada de revista, y ganaba mas en la pasarela que un puto ministro.
Cuando salimos del cine Eva me dijo: ¿Has visto? A las tías no nos van los tipos que leen a Asimov, ni que sepan de memoria la tripulación del Enterprise. Lo que nos moja las bragas son los chulos con chupa de curo remachada, y que dominen la situación.
A los dos meses pesaba 64 Kg. Llevaba una chupa de cuero negra con remaches, un tupé de la hostia puta y mis primeras botas tejanas. Unas Pepe Sancho de serraje (¿Sendra? En aquella época Texas estaba muy lejos en el mapamundi).
También me había pasado por la piedra a Eva, Mónica y, en resumen, a cualquier cosa con tetas y buenorra que pululase por los pasillos del instituto.
Era la puta leche en vinagre, la rehostia.
Me pasé todo el bachillerato en la puerta del King Kreole chupando cubatas, marcando paquete (Al natural, sin aderezos), bebiéndome la noche de Madrid, y haciendo muescas en la cabecera de mi cama. Hasta que hice astillas el cabecero.
Y un día me enamoré.
Amaya Ruiz, se llamaba.
Y cometí el el error de descubrirle que, detrás del tipo que se partía los morros a cara de perro con el que se le pusiera chulo, había un friki gordito, con gafas, que leía "Crónicas de Dragonlance" y al que sus colegas le tiraban un balón medicinal a la cabeza.
Así que me dejó.
En una evaluación adolescente, tendré que resumir 17 años en los que hice de todo, y ya no me acuerdo de nada.
A estas alturas he perdido la cuenta de las tipas que pasaron por mi cama, los litros de whisky que han pasado por mi garganta... Pero nunca, nunca jamás, descubrí a nadie que seguía leyendo a escondidas. Escribiendo a escondidas y dibujando a escondidas.
Gané dinero. Las botas de serraje se convirtieron en botas de piel de pitón blanca de 400€ la pieza. El Metro se transformó en la Custom (O "la Dama" que diría @cod_404), el sexo en el pan nuestro de cada día, y el alcohol en desayuno.
Hasta que peté.
Y viví para contarlo.
Después de mucho tiempo, mas del que os podéis imaginar, he vuelto a ser el friki (Lo de gordito ya no puedo incluirlo), con gafas (Ahora de pasta negra Dolce & Gavanna), y que se ha leído hasta la "Crítica de la razón pura".
Os va a perecer un farol pero, según las estadísticas, follo de puta madre, tengo un polvazo, y otras cosas inherentes al asunto.
Ahora mismo, la chica de la que estoy enamorado acaba de decirme que la atraigo. Pero que no me quiere.
Ahora mismo, estoy echando de menos al friki gordito que leía libros de Elfos, enanos y dragones.
Y preguntándome que habrá sido de Eva. Y que película me llevaría a ver ahora.
"Compra inteligente. ¡¡Compra en S- Smart!!"
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Se agradecen los comentarios.
Se agradece mas el sexo despiadado con Hale Berry, pero tus comentarios también.
Pero no tanto.