Se llamaba María. Y su hijo, seis años y un cabezón del tamaño de un balón de Nivea, respondía (Cuando se enteraba, porque era un poco monguer), al nombre de Oscar.
Sí la memoria no me traiciona, y que no suele hacerlo, eran colombianos.
Su hermana, Elena, tenía un polvazo tremendo, y en eso andaba yo (En lo del polvazo), cuando todo se disparó de repente.
Resulta que el padre de la criatura, un maromo que traficaba con drogas (Como el Príncipe Felipe, pero sin bula diplomática), había escuchado por ahí que en España se podía trapichear con la coca, como si se tratara de Ajax Pino. Así que se había venido para aquí a hacer patria (Se traía los contactos hechos de casa, el colega).
El tema es que un día, las dos hermanas, la que me beneficiaba por el morro y la adjunta, se presentaron en mi casa.
El tema era que, un cliente del traficas, Rodriguez de Haro, para información del público, le había dicho al macró, que tenía que casarse en territorio español para que se le pudiera conceder la residencia, y la licencia legal de "Exportación/ Importación".
Así que el amigo, para no andar perdiendo el tiempo en buscarse una novieta, engañarla, y casarse con ella, había decidido tirar por el camino corto. Se había presentado en casa de las dos hermanas, se había llevado al crío y, por si acaso quedaba alguna duda de su intención amorosa, le había dado una somanta de hostias a su ex, que le había dejado los empastes bailando La Macarena.
Así que, repartidas las cartas y llevándose las dos chicas el Envido a Chica, habían decidido contarme la historia. A ver si se me ocurría algo para solucionar la papeleta.
No me preguntéis como lo hice, porque no me acuerdo. Y de lo que me viene a la memoria, nombres, fechas, prefiero omitirlo.
El caso es que recuperamos al chaval, y nos pasamos una noche entera (El equipo de mercenarios reclutado: Un peruano que no tenía media hostia, un dominicano gigantesco con lengua de trapo, las dos tipas, el crío y aquí, el menda), recorriendo Madrid en tres coches, jugando al despiste contra un narcotraficante colombiano, y los doce o trece sicarios que había mandado para encontrar al niño de sus entretelas, el hijo de la gran puta, y, de paso, llevarle, en una cajita, imagino, nuestras pelotas envueltas en algodón.
Ocho putas horas de angustia. Buscando Farmacias de guardia (El monguer cabezón se había puesto malo), haciendo cambios de coche, sacando billetes de avión con diferentes nombres, y esperando, cada jodido minuto, que un sicario nos levantara la tapa de los sesos en cualquier semáforo.
Recuerdo que, a las seis de la mañana, María cogió su avión y se largó con el jodido monguer a un país donde no tuviera que temer levantarse una mañana con la cabeza de un caballo bajo las sábanas (Esto es coña, sale en El Padrino, pero viene que ni pintado).
Se donde se fue, pero, os imaginaréis, que no voy a decirlo aquí. Ha llovido un huevo, desde aquel día, pero ya sabéis. Hombre prevenido...
Elena, el pibón colombiano que me beneficiaba, acabó casándose con el dominicano gigante.
Del resto, nunca he vuelto a saber nada.
Todo esto, cachorrillos/ as, me pasó cuando yo tenía 20 tacos. Con lo que calculo que, mas de la mitad de los que leen este blog no habíais nacido.
Se pagaba en pesetas, no había internet en casa, y juntarse con negros, sudamericanos y oriundos del sur, era, poco mas o menos, que señalarte como un drogadicto, asesino y ladrón.
Así que, ahora, cuando escucho a la gente llamarme racista, o violento, o fascista, por llamar Puta Negra, a mi amiga cubana, o adjetivar como "Maldito sudaca" a algún colega Uruguayo, por poner un ejemplo, me dan ganas de meter una buena hostia, así a rodabrazo. Para que se quite la tontería de "Hablar correctamente" y "No expresar sentimientos racistas".
Porque el racismo no está en llamar subdesarrollado a @hectorsegu.
El racismo está en esconderse detrás de máscaras y de eufemismos hipócritas, mientras los demás, nos paseamos por Madrid, esperando a que el parabrisas nos reciente en los morros, de un tiro. Jugándonosla por una amiga.
Sea sudaca, negrata, moraca, o una puta china.
Y, sí tenéis cojones a rebatírmelo, aquí me tenéis.
"Compra inteligente. ¡¡Compra en S- Smart!!"
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Se agradecen los comentarios.
Se agradece mas el sexo despiadado con Hale Berry, pero tus comentarios también.
Pero no tanto.