Sí Dios hubiera querido que el hombre volara, habría contratado a Stan Lee como ingeniero.

Hace diez años que tengo el permiso de conducir. Es decir, el papelito que te identifica como "Descendiente de simio con aptitudes automovilísticas". Cosa que, a la vista de los cabestros que habitan las zonas mas inexploradas de Parla, o Pinto, no significa que sepas conducir, sino que has insistido tanto en aprobar el examen que ya dabas un poco de pena.

El caso es que me he encontrado el papelajo ese en el cajón de las Nutrias Muertas (No, no se admiten preguntas), y me he decidido a comprar un coche.
El principal motivo es que, introducido en el interior del cubículo metálico, la exposición de mi persona a los agentes externos (Virús, ancianos con bastón, vendedores ambulantes de Polvorones Estepeños, y otra gentuza por el estilo), se reducirá en un 75%.

Me he puesto los guantes de latex y me he ido a un concesionario que conozco.

- Hola -He dicho yo, que para eso soy el que va a pagar.- Quiero un Delorean con un condensador de Fluzo en violeta, a ser posible, con las ruedas retráctiles y con la raya blanca del Torino de Hutch en los lomos. En los lomos del cohe, -He especificado, al ver que el vendedor me miraba de forma rara.-, no se haga usted ideas raras respecto de mi.

- Esto... -Debí suponer que el dependiente era nuevo, el pobre, aún así le insisti.

- Si, claro. Un Delorean, ya sabe, que vuele y esas cosas... Venga, rapidito, hombre, que no tengo todo el día.

- Pero, ¿Me está usted vacilando o que? -Sí hay algo que no soporto de la ignorancia, es la prepotencia que acarrea. Ese dependientucho, no sólo me estaba tuteando, si no que, además, pretendía mofarse de mi. Y eso no se lo consiento ni al Increible Hulk el año que estuvo desintoxicándose en Alcohólicos Anónimos.

- A ver, mozalbete... Pongamos que he quedado en ir a comprar el pan en mi flamante cochazo... Y, debido al atasco de la A-6 llego tarde y ya no tienen barras de 37g de Baguette con miga dura, que es el único pan que como. ¿Que haré? Pues salir, viajar al pasado media hora, comprar el pan y salir echando chispas por la autovía para coches voladores, antes de que mi yo del futuro llegue y me encuentre a mi mismo, produciendo así una paradoja temporal que podría acabar con las panaderías del mundo. ¿Lo entiende ahora? Que parece que viva usted en otro mundo, ¡Hombre!

El caso es que no tengo coche. Ni lo quiero ya. Resulta que no vuelan.

Voy a quemar mis DVD de George Lucas.




"Compra inteligente. ¡¡Compra en S- Smart!!"